Juego simbólico: qué es, ejemplos y cuál es su importancia en los niños

Al hablar de juego simbólico, estamos hablando de un tipo de actividad basado en la espontaneidad que busca fomentar el correcto desarrollo del pequeño.

Es un tipo de juego basado en la capacidad social del niño y que permite medir a los docentes encargados de su desarrollo y supervisión su madurez ante determinadas situaciones.

Pero para comprender el alcance que tiene el juego simbólico es necesario conocer su verdadero potencial y saber en qué consisten exactamente estas actividades.

¿Qué es el juego simbólico y qué habilidades potencia?

La imaginación es el principal motor del juego simbólico, que busca recrear situaciones y representar escenarios que, en apariencia, son invisibles. Es decir, se busca recurrir al imaginario infantil para recrear una escena determinada y convertirla en un momento ocioso.

Una de las bases fundamentales del juego simbólico es la mímesis, con la cual se pueden emular determinados gestos e imitar acciones concretas para ser aplicadas en una situación que forma parte del contexto imaginario de la actividad.

El juego simbólico puede representar escenas cotidianas de situaciones que resulten familiares para el pequeño, como una reunión con amigos o la asistencia a una clase. Pero hay que tener en cuenta el tipo de actividades del juego simbólico para elegir una plenamente adaptada a la edad del niño.

Por ejemplo, un juego simbólico a los 2 años de edad tiene que ser sencillo y fácil de captar, sobre todo teniendo en cuenta las capacidades de un peque de esa edad. Ya se puede empezar a fomentar la reproducción de frases y contextos que el niño conozca de manera directa o indirecta. Una buena base para que su imaginación vuele y el niño sepa desarrollarse con más soltura en sesiones futuras.

Con lo divertidos que son los juegos simbólicos, se puede echar mano de infinidad de situaciones para que el pequeño varíe y no caiga en la monotonía. Poco a poco, se pueden introducir objetos reales para que, gracias a la imaginación, se conviertan en otra cosa. Por ejemplo, un cuenco de plástico puede ser el casco de una moto.

Una de las bases del juego simbólico es que es diferente en cada etapa del desarrollo infantil. Si bien las actividades más sencillas pueden empezar a los 24 meses, los juegos simbólicos más complejos se pueden introducir a partir de los 3 años.

Además, notarás que al principio el pequeño se siente muy seguro jugando solo, pero conforme pasa el tiempo buscará socializar. Es ahí donde pueden entrar las figuras del padre y la madre, pero como un mero apoyo, con papeles secundarios. Es conveniente no poner coto a la imaginación del pequeño.

Cómo hacer juegos simbólicos más inmersivos

 

A pesar de que la imaginación y la representación de situaciones reales en un contexto ficticio e imaginario es la base del juego simbólico, el uso de juguetes simbólicos puede ser enormemente beneficioso, sobre todo para dar un aire renovado a la actividad y que el peque lo sienta como algo nuevo y original.

Una buena forma de introducir situaciones cotidianas con juguetes simbólicos es recurrir a las cocinas de juguete, que cuentan con diseños variados y que incluso permiten incluir otros accesorios, como donuts ficticios, tostadoras o batidoras.

Una buena opción es optar también por los oficios, que permitirán que el pequeño identifique los puntos fuertes de cada actividad y empezar a expresar y trabajar su talento para según qué actividades.

Para eso, lo mejor que puedes hacer es incluir objetos como una caja de herramientas, un maletín de médico o cajas registradoras, tres de los juguetes simbólicos de oficios más demandados.

Además, este tipo de juguetes está pensado para fomentar la diversidad y la inclusión, por lo que son aptos para niños y niñas. No hay mejor manera de fomentar estos aspectos vitales para su desarrollo que mediante el juego.

Si los transportes son su punto fuerte, ¿por qué no echas un vistazo a la sección de trenes de madera que tenemos en Juguear? Su diseño está pensado para que identifique todos sus elementos de manera rápida y pueda manipularlos en multitud de situaciones con total seguridad.

Pero el pequeño puede jugar con otros transportes más allá del tren. Furgonetas y coches de silicona, camiones – restaurante, caravanas, carros de helado, coches de policía, vehículos espaciales… en nuestra sección de vehículos y carreteras podrás encontrar una gran variedad de transportes, así como carreteras para poder añadir vías a los vehículos y ayudar a hacer del juego uno mucho más inmersivo.

Consejos para que el pequeño disfrute más de los juegos simbólicos

Ahora que ya sabes qué es el juego simbólico, te falta la parte más importante: hacer que el niño se divierta.

Y es que es fundamental, por su entretenimiento y para fomentar el aprendizaje, que encuentre en este tipo de actividades pura diversión.

Si bien el juego simbólico a los 2 años tiene que ser más básico para adaptarlo a sus capacidades, con el tiempo podrás ir incorporando más elementos y variantes para poner a prueba sus capacidades de improvisación sin que el desafío sea demasiado elevado.

Una de las cosas más importantes de los juegos simbólicos que se hacen a los 3 años es que utilizan los denominados juegos por repetición, que sirven para recordar lo aprendido hasta el momento.

Por eso, en parte todo lo buenos que son los juegos simbólicos es por su método: están pensados para que las actividades sean familiares para los niños y niñas, con un efecto acumulativo que les obliga a recordar lo que han realizado en sesiones anteriores.

Ventajas de los juegos simbólicos

 

Además de divertirse desarrollando la imaginación, los juegos simbólicos llevan una ventaja asociada y es que facilitan que los pequeños expresen sus sentimientos y hagan públicas sus emociones, trabajando la inteligencia emocional, algo de vital importancia para su correcto desarrollo en las relaciones interpersonales futuras.

Además, los juegos simbólicos a partir de los 3 años están pensados para trabajar las competencias socioemocionales, ayudándoles a comprender no solo aspectos de su entorno, sino de su interior.

Por otro lado, los juegos simbólicos permiten ensayar distintos roles, potenciar la empatía y adquirir conocimientos de utilidad para sus actividades diarias.

También permiten desarrollar el lenguaje y adquirir más vocabulario, así como aprender a usarlo. La vocalización es importantísima para los niños y cuando más verbalizan es cuando juegan, por lo que el beneficio es doble.

Se trabaja la autoestima, se estimula la curiosidad, se estructura el pensamiento y se potencia la ampliación del conocimiento y de las propias habilidades.

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