El juego libre es aquel tipo de juego, tal y como indica su propio nombre, en el que no hay nada pre-establecido y el niño o niña juega tal y como le apetece.
Es una forma de juego basada en la espontaneidad y los intereses de cada niño/a y que aporta innumerables beneficios sobretodo en la primera infancia (de 0 a 6 años).
El juego libre es la actividad a la cual se dedicará cualquier niño/a si lo dejamos a su aire, sin nuestra intervención, y en un entorno abierto.
Por esta razón los entornos naturales o abiertos y los espacios que no están sobrecargados de materiales dirigidos son el mejor marco para disfrutar del juego libre, ya que en ellos pueden hacer volar su imaginación libremente.
Los materiales del juego libre
Una de las cosas más interesantes del juego libre es la infinidad de materiales y propuestas que puedes poner al alcance de tu pequeñ@ para que él/ella transforme todo lo que hay a su alcance en una experiencia de juego y diversión.
Cualquier cosa que suscite el interés de tu hij@ es susceptible de ser el centro de atención para que desarrolle el juego libre y muchas veces “menos es más” y aquellos materiales más sencillos son los que acostumbran a dar más juego.
Un ejemplo clásico es jugar con un palo. A los ojos de los adultos, un palo es un palo. Pero, por suerte, los pequeñ@s no ven el mundo como nosotros y para ell@s un palo no es solo un palo. Un palo puede ser un avión para vivir mil aventuras por los aires, puede ser una barrera que hay que saltar para llegar al otro lado de un agujero imaginario en la tierra, puede ser una guitarra para interpretar maravillosas melodías, puede ser la mejor herramienta para jugar con barro en el patio… y si por ejemplos le atamos una cuerda, ¡las posibilidades de juego vuelven a multiplicarse hasta el infinito!
Una de las cosas que más atrae a l@s niñ@s son los objetos que tenemos en casa, sobretodo aquellos que sus adultos de referencia (papá, mamá, abuelos…) usamos de forma habitual. A ell@s les encanta usar también esos objetos, manipularlos, darles un nuevo uso e inventar distintas formas de jugar y crecer con ellos.
Por otro lado, también existen diferentes materiales diseñados y concebidos para potenciar el juego libre, tanto en casa com en el exterior. La característica común de todos estos materiales es que son abiertos y que ofrecen a tu hij@ innumberables formas de jugar y divertirse. Por ejemplo, los Nins de Grapat son unas figuras humanoides con los colores del arco iris que no tienen cara y que son ideales para el juego libre junto con otros materiales de madera como anillas, monedas, cubiletes, cuencos, carretes, etc.
Se trata de un material muy simple producido de forma artesanal que ofrece una experiencia de juego muy rica y variada que además varía según la edad que tenga tu hij@.
Es frecuente que delante de estos materiales algunos adultos se pregunten “¿y esto para qué sirve? ¿con esto cómo se juega?” Este tipo de preguntas solo se nos ocurren a los adultos. Para tu hij@, todo lo que hay a su alrededor es una oportunidad de juego y si le ofreces este tipo de materiales, verás que no hace falta que le digas nada, él/ella empezará a manipularlos y a jugar con ellos.
El pensamiento divergente y creativo
Otro aspecto relevante en el juego libre es el papel de los adultos: el juego es mejor cuanta menor intervención de los adultos haya. En el juego libre no hay una forma correcta o incorreta de jugar, no hay que hacer esto o aquello, o situar las piezas aquí o allí. En el juego libre todo vale y todo está bien y la mejor forma de disfrutar de él es sin prejuicios, sin ideas preconcebidas y dejando que tu hij@ juegue sin ningún requisito previo.
En algunos momentos tu peque sólo tirará las piezas al suelo, en otros construirá torres para ver el ruido que hacen al caer, en otras ocasiones pondrá todos los elementos en fila y los contará una y otra vez o los clasificará por colores y formas, también usará los cuencos para preparar la comida o para esconder otros materiales y sorprenderse cuando descubre lo que hay dentro y un largo etcétera de momentos de juego que aparecerán de forma espontánea si está en un entorno tranquilo y relajado en el cual pueda jugar a su aire.
El juego libre potencia el pensamiento creativo y divergente, una maravillosa capacidad con la que todas las personas nacemos pero que lamentablemente vamos perdiendo según crecemos debido a los pocos momentos de expresión y juego libre que vamos teniendo en nuestro día.
Las conclusiones de un estudio sobre pensamiento divergente indicaron que el 98% de niños y niñas antes de escolarizarse tenían pensamiento divergente y que éste índice se reducía según los niños iban creciendo. En cambio, en la edad adulta, el mismo estudió indicaba que solo un 2% de adultos dispone de pensamiento divergente.
Por esto y otros mil motivos más, entre ellos que en el juego libre los niños y niñas disfrutan, se divierten y juegan de forma espontánea y sin restricciones, consideramos que todos los niñ@s deberían jugar libremente tanto como sea posible.
¿Y tú, estás de acuerdo? Nos encantaría leer vuestras opiniones y comentarios al respecto aquí debajo. ?