Las pizarras para niños y niñas son un juguete ideal a partir de los 3 años y se convierten en un recurso indispensable en casa.
Además, segun tu hij@ va creciendo, ¡seguirá usando su pizarra hasta los 7 años o más!
La mayoría de pizarras de caballete tienen dos caras, una con pizarra para escribir en tiza y otra para escribir con los típicos rotuladores de pizarra, que después puedes borrar fácilmente con un borrador o con papel de cocina. Además, la cara para usar con rotuladores también es imantada, por lo que tu peque puede jugar con ella poniendo distintos imanes que le gusten o jugando con letras o números imantados, por ejemplo.
Otra cosa genial de estas pizarras es que tienen en la parte superior un soporte para poner un rollo de papel y disponen de unas oberturas en la parte inferior por donde puedes hacer pasar el papel para que se aguante mientras tu peque crea sus primeros lienzos, ¡se sentirá como un gran artista!
La pizarra para niñ@s suele llevar también un espacio debajo en el que tu hij@ puede hacer mezclas de colores o limpiar los pinceles con agua y un soporte para poner las tizas, el borrador o los rotuladores.
Además es ajustable en distintas posiciones por lo que se adapta a la altura de tu peque y crece con él/ella, poco a poco, para siempre serle cómoda y que pueda jugar y pintar a su aire.
Por qué a tu hij@ le gustan tanto las pizarras
Seguro que alguna vez ya te ha sucedido: llegáis a una casa donde hay una pizarra, y tu hij@ se va directo hacia allí y empieza a pintar y a garabatear con las tizas de colores. Parece que las pizarras tengan un imán que ejerce una fuerza sobrenatural sobre los peques, pero de hecho también sobre los mayores, ¡a todos nos gusta ponernos a escribir y a crear formas sobre un fondo negro de pizarra!
Uno de los mayores beneficios de ofrecerle a tu hij@ la posibilidad de tener una pizarra cerca, ya sea en su habitación o en otra estancia de la casa, es el desarrollo de su imaginación y creatividad. Ya sea con un pincel, un rotulador o una tiza, tiene delante de sí un lienzo en blanco en el que todo es válido y donde puede crear e imaginar lo que se le ocurra.
Una propuesta que me parece muy interesante desde este punto de vista es dejarl@ totalmente a su aire mientras crea, sin limitarle, sin preguntarle qué esta dibujando, sin decirle qué tiene que hacer o qué material / color tiene que usar y cuando él/ella considere que ya ha terminado, entonces interactuar y preguntarle qué quería expresar, qué ha dibujado, qué le sugiere, etc.
Dibujar y pintar es una forma genial de expresar de forma no estructurada emociones, sentimientos y vivencias que quizá tu peque no sabe o no puede verbalizar, y que gracias a pintar libremente puede sacar y compartir con los demás. Por eso es importante que tengan un espacio a su alcance donde puedan hacerlo sin limitaciones de ningún tipo.
Otra actividad que hemos hecho en casa y que resultó muy divertida, fue colgar en una pared todas las pinturas que nuestra hij@ había pintado en una tarde y que así creamos una exposición con todos sus cuadros. Dejamos los cuadros allí colgados durante más de una semana y cada vez que alguien entraba en casa (amigos, familiares, etc.) lo primero que ella hacía era decir "¡Mira, ven a ver mi exposición!". Tiene solo 3 años y se sentía super orgullosa de que sus creaciones ocuparan un espacio tan importante en casa.
Otro de los beneficios de jugar con una pizarra infantil es que tu peque se irá familiarizando poco a poco con las letras y los números e irá reproduciéndolos en la pizarra según los vaya aprendiendo y adquiriendo soltura con el trazo. Esto es algo fantástico si además coinciden en una misma casa niños y niñas con distintas edades alrededor de una pizarra, ya que los más mayores pintarán letras y dibujos más perfilados y los más pequeños sus primeros garabatos y pueden divertirse todos juntos alrededor de la pizarra, ¡es genial!
Por todo esto, si tienes un peque de 3 años o más, te recomiendo 100% que le regales una pizarra de caballete, ya que se divertirá durante horas a la vez que potencias su imaginación y creatividad, ¡qué más se puede pedir!