La gestión de las emociones es fundamental para vivir. Necesitamos saber identificar cómo nos sentimos, qué nos sucede, y poder asimilar las distintas emociones.
Comprender las emociones y aquello que nos las provoca es fundamental para a partir de aquí vivir de forma más saludable.
La gestión de las emociones en las primeras etapas de nuestra vida determina en gran medida cómo nos relacionaremos con ellas y con los distintos sentimientos en la etapa adulta. Un niño o niña que sabe identificar y gestionar sus emociones, será un adulto con menos complejos y frustraciones, y sabrá relacionarse mucho mejor consigo mismo y con sus sentimientos.
Por suerte, últimamente surgen cada vez más voces que reclaman la importancia de la educación emocional y existen actualmente multitud de propuestas para que puedas ayudar a tu hij@ a identificar cómo se siente y a manejar los distintos sentimientos del día a día: alegría, tristeza, rabia, frustración, amor, miedo, etc.
Las emociones nos hacen vibrar y nos llevan a lo más alto, pero también nos hacen sentir pequeñ@s e indefens@s. Y eso mismo le sucede a tu peque pero multiplicado por mil, ya que no dispone de tantas herramientas y experiencia en la vida como tú para saber qué le sucede o por qué se siente de una determinada forma en función de una circunstancia ajena.
Jugar con las emociones en casa
Verbalizar las emociones y aquello que sentimos de forma cotidiana debería ser una práctica habitual en todos los hogares, ¡y no sólo entre los peques de la casa, sino para todo el mundo!
Si tu peque es muy pequeñ@ una forma de jugar con las emociones y empezar a relacionarnos con ellas es identificar las distintas expresiones de la cara, en función de si estamos contentos o tristes. Existen un montón de cuentos y actividades que ayudan a esto y también podéis crear emociones manipulando plastilina o distintos materiales de modelaje.
Si tu peque tiene entorno a 3 o 4 años ya es posible que podáis mantener una conversación sobre qué siente, cómo ha ido el día, qué cosas le gustan y qué le disgusta, etc. El nivel de complejidad para poner nombre a los sentimientos variará en función de la madurez de tu hij@ y aquí puedes ayudarte de materiales con distintas caras de madera como Emoying para jugar a crear personajes que se parezcan a cómo nos sentimos nosotros.
En esta etapa también es my útil usar el recurso de las marionetas, ya sean de mano o de dedo. A los niños y niñas les encanta hablar con marionetas y explicarles cómo les ha ido el día, qué cosa tan divertida han hecho o que se han enfadado con su mejor amigo. Todo aquello que a veces no son capaces de expresar delante de un adulto, lo expresan fácilmente delante de una marioneta que se convierte en un personaje de fantasía con el cual se sienten libres de toda presión para explicar aquello que sienten y experimentan.
Con niños y niñas más mayores, a partir de 5 o 6 años, la gestión de las emociones juega ya un papel mucho más determinante ya que tiene que ver con la comprensión de sus sistema de valores y entronca directamente con el desarrollo de su personalidad.
En esta etapa es muy importante hablar de tú a tú con tu hij@ y explicarle también cómo te sientes tú, compartir con él/ella aquellas situaciones y experiencias que os hagan tejer un vínculo afectivo basado en las emociones de lo que vivimos y que él/ella vea que tú también experimentas diferentes emociones y sensaciones.
En esta etapa es importante validar siempre lo que ellos sienten y nunca decirles que algo tienen poca importancia o que no deberían sentirse así, ya que eso puede provocar en el futuro que sientan que hay “emociones que deben sentir” y “emociones que no deben sentir” y esto de adulto acaba siempre siendo algo negativo.
Las emociones forman parte de nuestra vida – todas ellas – y deberíamos saber aceptarlas, comprenderlas y vivirlas en cada momento para entender mejor aquello que sucede a nuestro alrededor y aquello que nos pasa. Comprendernos a nosotros mismos es siempre la mejor forma de comprender a los demás y poder avanzar juntos y en cooperación, sin confrontaciones ni envidias.
¿Qué opinas? ¿Haces alguna actividad en casa para potenciar la gestión de las emociones de los peques? ¡Nos encantaría conocer tu experiencia!